sábado, 5 de setembro de 2015

REFUGIADOS: EL ROSTRO DE LA TRAGEDIA HUMANA


PERDONENME, PERO NO PUEDO SER FELIZ

Sin duda, el drama de los refugiados sirios, iraquíes y africanos intentando entrar en Europa ha adquirido tintes dramáticos de una verdadera tragedia humana. La terrible fotografía del pobre AILAN KURDI muerto en las playas de Turquía no es sólo un mero símbolo de este triste y devastador espectáculo de la más honda miseria humana, es un atentado a la propia humanidad. Perdónenme mis amigos, pero no puedo ser feliz en un mundo en que millares de refugiados, huyendo despavoridos de la guerra y el hambre, buscan un lugar para sobrevivir. Es la peor crisis de refugiados desde la segunda guerra mundial y en pleno siglo XXI esto no puede volver a suceder. Y no entiendo cómo podemos vivir tranquilamente nuestras vidas insignificantes, delante de toda esta tragedia que asola a tanta gente.
Al escribir este texto, recuerdo que hoy, 5 de septiembre es el día en que la Madre Teresa de Calcuta cruzó los umbrales de la inmortalidad por su labor caritativa y humana en pro de los más necesitados. Ella no sólo fue ejemplo de caridad, sino también de humanidad. Me refiero a los valores que ella encarnaba y practicaba: valores que tanto creyentes como no creyentes compartimos.
En las frías arenas de una playa de Turquía, yace una gran parte de la humanidad perdida en la indiferencia, en el egoísmo, en la sencilla y llana estupidez de creer que esto no nos afecta. Sí, señores, nos afecta y mucho, porque todos somos un poco el pequeño AILAN KURDI que, junto con su familia, madre y hermano, perecieron ahogados en el mar de la crueldad y frialdad humanas.
No se puede ser feliz, ni de lejos, cuando voces ahogadas por el miedo y el desespero piden ayuda. No se puede ser feliz cuando países que pueden abrigarlos, gobiernos que tienen en sus manos la solución, o al menos mitigar este drama, simplemente dan la espalda. Una vez escribí que Angela Merkel era el ejemplo más digno de la verdadera líder europea, los demás, que me perdonen, son simples espantapájaros de la política internacional, que no merecen ni siquiera ser llamado de gobernantes. Alemania, Francia, países escandinavos y otros han dado ejemplo, pero, donde están los demás? Donde estamos nosotros y nuestros gobiernos que tratan el tema como una noticia triste y nada más.
El mundo ha cambiado y por lo menos en tecnología, y para el bien. Gracias a la Internet podemos ver, casi “in situ” el drama humano de los refugiados en Europa, la tristeza estampada en los rostros de miles de hombres, mujeres y niños que llegan por tierra y por mar, intentando sobrevivir. Esto no es solo una ola de inmigración ilegal, esto es una inundación de desespero, de buscar sobrevivencia, de buscar amparo, y si no somos capaces de ayudarlos, no somos humanos.
Aparte de la tragedia que acompaño día tras día, todavía veo que hay gente que no quiere ver más fotos de la tragedia, porque – dicen – “esto no tiene nada que ver conmigo”. Perdónenme, pero sí tiene mucho que ver contigo, conmigo y con todos los demás. Tiene que ver con nosotros como seres humanos, tiene que ver con nosotros, como parte integrante del planeta Tierra, como parte de un todo. Una parte de mi fe en la humanidad ha quedado muerta en una playa cualquiera de Turquía, por un momento, soy un refugiado, un inmigrante, un Ailan Kurdi, un ser humano.

 Por todo eso, perdónenme, pero, no puedo ser feliz.

Nenhum comentário:

Postar um comentário