SAN JOSÉ
Hoy, la
liturgia nos invita a meditar sobre un gran Santo: San José, Considerado el
padre nutricio de Jesús, José es ejemplo de virtud y de trabajo. Como ejemplo
de virtud, fue un varón justo y noble, humilde de corazón y fiel protector de María,
su esposa ante la ley, y además, protector del tesoro más grande de la
humanidad: el niño Dios.
Como
ejemplo de trabajo, desempeñó con fidelidad y sin chapuzas, su trabajo de
carpintero. Ejerció su trabajo de toda la vida con una determinación y una
vocación increíbles que nos sirve de modelo para santificar el trabajo ordinario, nuestro
trabajo profesional.
Hay muchas
pruebas de que este Santo de tamaña grandeza nunca nos abandona. Es sabido que,
si acudimos a él, siempre él nos atenderá y acudirá a nuestra ayuda en
cualquier dificultad que tengamos.
José, como
descendiente de David, es el padre
humano del Señor. A través de él, Cristo ha nacido dentro de un tronco genético
ya bien establecido en el evangelio. San José es un Santo patrono de los obreros,
de aquellos que cumplen día a día, sin vacilar, el trabajo cotidiano.
El Señor
manifestó conocer muy bien el mundo del trabajo. En su predicación utiliza
frecuentemente imágenes, parábolas, comparaciones de la vida de trabajo que Él
vivió o vivieron sus paisanos.
Quienes le
oyen entienden bien el lenguaje que emplea. Jesús hizo su trabajo en Nazaret
con perfección humana, acabándolo en sus detalles, con competencia profesional.
Por eso ahora, cuando vuelve a su ciudad, es conocido precisamente como el
“artesano”, por su oficio. A nosotros nos enseña el valor de la vida corriente,
del trabajo y de las tareas que debemos desempeñar cada día.
San José
enseñó a Jesús su oficio. Lo hizo poco a poco, según crecía aquel Niño que el
mismo Dios le había encomendado. Un día le explicó cómo se manejaba la garlopa;
otro, la sierra, la gubia, el formón…Jesús supo pronto distinguir las clases de
maderas y las que debían utilizarse en cada caso; aprendió a fabricar la cola
para ensamblar las juntas, el modo de encajar una cuña para ajustar dos
piezas…Jesús seguía las indicaciones de
José sobre el modo de cuidar los instrumentos, aprendió de él a recoger las
virutas después de la jornada, a dejar las herramientas ordenadas en su sitio.
Acudamos
hoy, en su día, a San José para pedirle que nos enseñe a trabajar bien y a amar
nuestro quehacer. José es Maestro excepcional del trabajo bien realizado, pues
enseñó su oficio al Hijo de Dios; de él aprenderemos si acudimos a su
patrocinio mientras trabajamos. Y si amamos nuestros quehaceres, los
realizaremos bien, con competencia profesional, y entonces podremos
convertirlos en tarea redentora, al ofrecerlos a Dios.
“Sancte Joseph, Ora pro Nobis”
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