domingo, 13 de maio de 2012

EL AMANECER Y YO


El amanecer silencioso y colmado de misterios es la hora del día que más me gusta y en el que me soslayo de una tranquilidad y una satisfacción plena, pues es el momento en que mi mente y mi espíritu están unidos en una corriente de inspiración profunda y armoniosa.

El amanecer tiene sus bemoles dependiendo de la estación. Por ejemplo, ahora estamos en otoño y el cielo nos ofrece una característica algo bucólica y grisácea, como presagiando el invierno que se avecina. El amanecer otoñal del mes de mayo, por ejemplo, es algo increíble. Antes de la salida del sol, el tiempo siempre está un poco nublado y la temperatura fresca y agradable. A veces, después de una noche de lluvia, el ambiente está impregnado de humedad, pero, al salir el sol, los rayos oblicuos del astro rey inundan toda la ciudad. Los edificios, entonces, adquieren una tonalidad casi luminosa y la vida se llena de esperanzas.

Los amaneceres de mi vida siempre han sido entrañables. Son horas repletas de sensaciones y emociones que calan hondo en mi mente y en mi corazón. De ella surgen pensamientos, historias y mil anécdotas que pueblan mi existencia y sobre las cuales escribo con gran satisfacción.

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