quarta-feira, 9 de maio de 2012

UNA MIRADA DE FE


JUICIOS HUMANOS



Casi siempre cuando hacemos un juicio de valor sobre nuestros semejantes nos alejamos de la verdad. Es difícil juzgar con honestidad y sobretodo, juzgar con veracidad. No debemos hacer juicios inamovibles sobre las personas basadas en una actuación externa. A pesar de nuestros titubeos y flaquezas, podemos ser buenos instrumentos del Señor si somos humildes y esto nos servirá a tener un cuidado especial para no juzgar – impetuosamente –, a los demás.

Las personas pueden cambiar y, cuando tenemos que juzgarlas por sus actitudes externas – las intenciones sólo Dios las conoce – nunca debemos hacer juicios impenetrables e inamovibles sobre ellas.

El Señor nos quiere como somos, también con nuestros defectos cuando luchamos para superarlos y, para cambiarnos, cuenta con la gracia y con el tiempo. Ante los defectos de quienes nos rodean – a veces evidentes, innegables – no debe faltar nunca la caridad que mueve la comprensión y a la ayuda.

Llegará un momento en que las heridas serán olvidadas. A lo mejor muchas cosas que nos han entristecido en este día o en estos últimos tiempos van a ser olvidadas. Tenemos defectos, ¡pero podemos querernos!, “porque somos hermanos, porque Cristo nos quiere de verdad…como somos”. Esta es la razón fundamental. Cristo no quiere nuestros defectos, pero nos quiere a nosotros, aunque tenemos muchos. Que no nos distancien los defectos de aquellos con quienes convivimos, con quienes cada día nos encontramos en la oficina, en la Universidad, en cualquier lugar de trabajo.

Esta es la base de nuestra caridad cristiana.

Nenhum comentário:

Postar um comentário