sexta-feira, 29 de junho de 2012

UNA MIRADA DE FE


LA MOTA EN EL OJO AJENO


Quizá el peor mal que anida en el corazón humano sea la soberbia. Ella tiende a ver aumentadas las faltas ajenas y a disminuir y excusar las propias. Evitar los juicios negativos sobre los demás es un ataque frontal a la soberbia y a sus frutos tan nocivos como el egocentrismo, la envidia, las habladurías y aquella satisfacción íntima al ver a los demás en situaciones desventajosas y embarazosas.

“¿Por qué te fijas en la nota del ojo de tu hermano y no ves la viga que hay en el tuyo? – decía el Señor – y, continuaba: Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces podrás ver sacar la mota del ojo de tu hermano”.

Manifestar la humildad es evitar el juicio negativo y, frecuentemente, injusto sobre los demás.

Nuestra soberbia hace que las faltas más pequeñas que afectan a otros se vean aumentadas, mientras que, por contraste, los mayores defectos propios tienden a disminuir y a justificarse.

Por eso aconsejaba San Agustín: “Procurad adquirir las virtudes que creéis que faltan en vuestros hermanos, y ya no veréis sus defectos, porque no los tendréis vosotros”.

Este consejo, por cierto es más que sabio, es un consejo espiritual lleno de humildad y caridad. No debemos olvidar que el engarce de la caridad es la humildad. Tener una visión caritativa sobre nuestros semejantes nos hará acercar más el alma a Dios.

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