¡Y llegó
más un año. Esta vez es el 2013. Como todo inicio de año, renovamos nuestras
esperanzas y nuestros deseos para que sea un año venturoso y lleno de dádivas.
Pero me pregunto: ¿Qué es un buen año? ¿Un año en que no nos enfermemos, que
ganemos mucho dinero, que tengamos sólo momentos de placer y alegría, que
perdamos peso, que logremos nuevos éxitos en todos los órdenes?
Un buen año
es aquel en el que los desafíos de la vida, que todos debemos enfrentar, no nos
tome de sorpresa, sino que preparados para la batalla. Que en nuestra “armadura”
tengamos, en buenas dosis, todas las armas que necesitamos para luchar:
fortaleza, firmeza, entrega, ardor, sueños, esperanzas y una gran porción de
voluntad férrea que nos permita alcanzar nuestros objetivos y limar nuestros
defectos.
Un buen año
debe ser aquel que, si no hemos que enfrentar dificultades, al menos
contribuyamos con nuestras actitudes a hacer el bien y sembrar la paz a nuestro
alrededor. Un año en que nuestra fe se encuentre cada vez más fortalecida y
protegida por el amor hacia el Hacedor Supremo.
Un año en
que no cejemos en nuestros buenos deseos y que, si por desgracia fuéramos
derrotados en algunas batallas, no nos dejemos derrotar por la tristeza y del
desánimo.
Un buen año
deseo para todos. Que el 2013 no nos sorprenda “durmiendo” en la lucha.
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