La última
versión de una película basada en el monumental libro de Victor Hugo, fue la
producción hollywoodiana de 1998. “Los Miserables” protagonizada por Liam
Neeson, Uma Thurman, entre otros, fue una película sorprendente. He visto otras
anteriores, ya que ha sido una obra muy representada, tanto en el teatro como
en el cine.
El musical
de Shoemberg, de 1980, la vi una sola vez (a diferencia del Fantasma de la
ópera, de Lloyd Weber, sobre el cual tengo una particular atracción, pues la vi
más de dos veces), no me ha llamado la atención como el propio libro y también
las producciones cinematográficas.
LES
MISERÀBLES, del director Tom Hooper, ( el mismo que venció el Oscar por EL
DISCURSO DEL REY en 2011), es una producción peculiar, primero por ser
directamente extraído del musical y por otra parte, han sido agregadas algunas
escenas que nunca he visto en las anteriores películas. Por ser un musical,
debo admitir que, a parte de los personajes centrales, como el de Hugh Jackman
( que es un portentoso Jean Valjean) y de Anne Hathaway (Fantine), los demás
personajes pecan un poco por la melosidad excesiva en sus partes musicales. Las
partes en que se suceden los diálogos en las barricadas de París son
excesivamente aburridos. La fotografía tampoco me ha llamado mucho la atención.
La voz de
Hathaway es primorosa, el de Jackman ni siquiera puedo decir nada, ya que me ha
gustado mucho. La de Russell Crowe ( que hace el Inspector Javert) debería
tomar clases de canto. Su voz no combina con la fuerza del personaje. Quizás
sea el único que desentone en el conjunto de la obra. Las apariciones de Helena
Bonhan Carter y Sacha Baron Cohen son divertidas y algo confusas.
Pero, a
pesar de todo esto, LES MISEÀBLES, es una producción magnífica. La oscuridad de
sus escenas, la calidad de sus músicas (especialmente las del personaje
Fantine) son simplemente fascinantes y vale la pena.
No sé si
Anne Hathaway (candidata al Oscar) merecería llevar la estatuilla, ya que su
aparición es breve. Pero sí sé que, la sola obra de Victor Hugo, vale la pena
por donde se la mire.
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