En horas de
la mañana, bien temprano, cuando la ciudad aún adormece en el plácido sueño de
la paz, la soledad es aún mayor al observar una fina niebla invernal que
envuelve el paisaje con un cierto velo de misterio. Es en ese momento en que la
inspiración aflora. En medio del silencio de la casa y de la ausencia del sol,
es en ese momento cuando surgen las ideas y las palabras.
La magia
que envuelven las palabras me sorprenden. Es como si abriera un pequeño cofre,
y de él surgieran, a borbotones, las frases, expresiones y versos del alma.
Todo parece
adquirir un tono de milagro.
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