terça-feira, 3 de julho de 2012

LAS SORPRESAS DE LA VIDA


Es increíble como la vida nos ofrece, sin buscarlas, sorpresas maravillosas. Aquella máxima popular de que “ Para morir, basta estar vivo”, es muy sabia, pero quisiera agregar mi propio refrán : “Para ser sorprendido inesperadamente, basta estar vivo”, y explico el porqué. En primer lugar, solo viviendo podemos tener la oportunidad de “vivir” emociones, alegrías, tristezas, desánimos, gratos momentos, amarguras, sonrisas, días soleados y tibios, noches frías y cielo nublado, nubarrones y tempestades, ganancias y pérdidas. Con toda esta ristra de elementos que rodean la existencia humana, estar vivo es un milagro.

Confieso que no temo a la muerte ni al sufrimiento pues los acepté en mi subconsciente como parte de la vida y contra el cual no podemos hacer nada. Pero, los pequeños “milagros” que la vida nos ofrece día tras día, entonces, vale la pena saborearlos.

Aun cuando, a veces, siento que me invade una aridez – que también forma parte de la existencia humana -  no dejo de observar un amanecer invernal, una llamada telefónica que me provoca sonrisas de felicidad, o simplemente correr contra el viento fresco en una mañana soleada de primavera, o sentir la lluvia matutina sobre el rostro, bendiciendo un día más en este peregrinaje extraño y misterioso, secreto y algo místico que es la voluntad de vivir. Este auto-reconocimiento es la mejor forma de honrar la vida y, como consecuencia, honrar a Dios que la crió por su inmensa bondad.

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