Tras el
maravilloso evento de la apertura de los Juegos Olímpicos en Londres, el pasado
viernes 27 de julio, cuando los británicos mostraron al mundo cómo se organizan
eventos de este tipo, los dioses de las Olimpiadas se asentaron en Londres y se
quedarán allí hasta el 12 de agosto cuando finalicen la trigésima edición de
los Juegos Olímpicos de la Edad Moderna.
Ya
empezaron las pruebas de Gimnasia artística, hipismo, Voley, Tenis, Baloncesto,
ciclismo, artes marciales, Natación y tantos otros, a cada momento, a cada
instante, y nos deparamos con los emotivos sentimientos de los atletas del
mundo entero. Representar al País y ser merecedor de medallas, compitiendo con
millares de otros atletas del mundo en un ambiente de sana competitividad,
parecen ser los elementos más destacables de los Juegos Olímpicos.
Y es que en
Londres vemos nuevamente este ambiente: camaradería y competitividad. Los
Juegos Olímpicos siempre me han atraído por su diversidad cultural y deportiva,
por utilizar el deporte como punto de unión entre todos los pueblos del mundo.
Por dos semanas, el mundo dirige su mirada a la capital británica donde los
dioses del Olimpo reinan absolutos emitiendo sus deseos de que, una vez más,
las “Olimpiadas” sean más que un
mero encuentro deportivo internacional, sean, definitivamente, un encuentro de
humanidad para todos.
Y cuando la
antorcha olímpica se apague el próximo 12 de agosto, entonces, dirigiremos
nuestra mirada de esperanza a Rio de Janeiro, la próxima sede olímpica en 2016.
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