Una vez
más, la alegría de Cristo Resucitado nos envuelve con su aureola de paz y alegría.
A quienes creemos que Jesús ha resucitado, la gran alegría de la Redención de
nuestra vida es un hecho consumado. Nuestro Señor ha padecido el suplicio
horrendo de la Cruz y el misterio de su
Pasión continua en nuestros corazones guiándonos hacia la eternidad y, por fin,
con la gran solemnidad de las Pascuas de Resurrección, nuestra libertad como
hijos de Dios se ha concretizado.
Que la luz
de Cristo traiga alegría y concordia a todos vosotros, a vuestras familias, a
todo el mundo. Muy temprano, en el día del Señor, las aves del cielo, los Ángeles,
el coro de los Santos y los hombres de buena voluntad, celebran con júbilo las
MAGNOLIA DEI (Las maravillas de Dios), y es porque estamos viviendo un magno
acontecimiento en nuestros corazones: “CRISTO HA RESUCITADO DE ENTRE LOS
MUERTOS Y RESUCITANDO NOS SALVÓ LA VIDA”.
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