segunda-feira, 22 de março de 2010
ERA UNA VEZ UN RELOJ
Era una vez
un reloj verde
tan sólo era un reloj,
que marcaba sin cesar
las horas de mi infancia.
Mamita me decía :
“son las cuatro menos veinte”
Hora de jugar, y la tarde aprovechar.
Así continuabas trabajando,
sin cesar.
El reloj verde incólume
sobre la cómoda de mármol marcaba,
mis horas felices, mis tardes gloriosas.
Mis invernales días grises.
Dónde estarás querido reloj?
Talvez continues marcando las horas
Tic tac, tic tac, tic tac
Talvez continues marcando
las horas de la eternidad.
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