segunda-feira, 1 de novembro de 2010
RESACA ELECTORAL
Por fin llegó el día 31 de octubre de 2010 en todo el territorio brasileño. Por fin, llegó el momento decisivo de las elecciones generales.
Y como era ya previsto y casi cierto, ganó la candidata del PT, Dilma Rousseff , apadrinada por el Presidente Lula, y así tenemos el continuismo en la política brasileña.
Puede el genero destacarse en política? Es lo que sabremos. Si la flamante Presidente es hombre o mujer, poco importa. Y en eso todos coinciden. Lo más importante es que ella sea apta para gobernar. Ahí muchos electores, la mitad del colegio electoral, tiemblan, porque tienen dudas si la nueva gobernante del país mas importante de América Latina es capaz. Por lo que sé, la “ineptitud, falta de experiencia y falta de buen senso” no es atributo sólo de hombres, lo es también de las mujeres, por tanto, esa discusión, no tiene ninguna relevancia.
A los veintisiete millones de electores que se ausentaron de esta segunda vuelta, sólo les deseo que, en su afán por aprovechar el feriado prolongado de difuntos, no encuentren ni un solo motivo para quejarse del continuismo, la estructura de “caciques” del Pt, o de los escándalos de corrupción.
La democracia es, sin duda, un pacto de buena voluntad política, y debemos respetarla pues es la base de todo nuestro sistema jurídico y político, pero, también, cada vez más estoy convencido que “ la voz del pueblo, no es la voz de Dios”, nunca lo fue y nunca lo será.
El gobierno Lula alcanzó niveles de popularidad nunca vistos, y eso fue la causa de la victoria de Dilma, debido a un intrincado sistema de populismo y de enmascarada acción social que lo llevó a obtener suceso entre las camadas más pobres de la población. Cuando estuvieron en la oposición, los petistas de Lula no cejaron en su empeño de desmerecer la construcción de la base económica del gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y ahora, justamente se ufanan de la prosperidad económica, prosperidad cimentada en el gobierno anterior y sin ella, nadie tiene dudas que Lula no tendría todo este tole tole.
Para tranquilidad de la mitad de los brasileños (muchos de ellos pertenecen a mis amigos y conocidos), en Brasil, nunca se pudo gobernar sin alianzas políticas. El país es demasiado grande y complejo para eso. Aún con mayoria parlamentaria, la nueva presidente deberá negociar mucho para lograr la gobernabilidad. En ese caso, la democracia y sus bemoles, puede llegar a ser una bendición. Esperemos que así sea.
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