segunda-feira, 23 de fevereiro de 2015

MAÑANA DE FEBRERO


Son casi las ocho de la mañana, y el día parece diferente inaugurando el horario convencional, también llamado de horario invierno. Los rayos del sol de estío de este febrero bendecido, esparcían su luz vital entre las hojas de los árboles del parque Trianón.
Afuera, la cacofonía del tráfico urbano parece desvanecerse ante este ambiente de solaz y tranquilidad.
La mañana se desliza suave. Es un lunes de febrero. Los Carnavales ya son historia, ahora es tempo ordinario de trabajo y proyectos.
Todo tempo tiene sus virtudes, sus incertidumbres y sus bemoles. Tiempo no especial no es tiempo abrumado por el tedio, es un tiempo de posibilidades porque el hombre es un “haz” de posibilidades. La vida transcurre, ora plácida ora tumultuada en medio de planes y desvelos, de esperanzas y emociones, de amores y esperas.
Sentado sólo por cinco minutos en el banco del parque, antes de empezar la jornada de mi vida, disfruto de ella contemplando el sol, los árboles, los transeúntes silenciosos, el respirar de la vegetación abrumadoramente tropical.

Sentado en un banco, puedo contemplar por un lapso el paso de la vida, y “respirar y soñar”, virtudes de quien sabe que la existencia es un milagro y debe ser vivida con garbo.

Nenhum comentário:

Postar um comentário