Bajo un sol de estío,
esta pregunta acudió a mi mente: ¿dónde está el otoño?
Estará en los
misteriosos túneles de mi inconsciencia, en mis pensamientos más profundos, en
el observar la caída de las hojas secas delante de mis pasos siempre tan
optimistas. El otoño es un mito. En esta época de tantas tensiones y
preocupaciones, el otoño parece escondido, quizá sólo en lo más recóndito de
mis recuerdos, o tal vez en la visión de mi futuro. Pero a pesar de no verlo ni
sentirlo, lo tengo dentro, mezclado con mi alegría natural, aquella que no
procede de los sucesos de esta vida sino de mi profunda fe en la Providencia.
Ciertamente mi alegría es enorme y profunda y ni la política, ni ningún revés
humano podrá cambiarla.
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