domingo, 1 de dezembro de 2013

MEDITACIÓN DE ADVIENTO


En este tiempo litúrgico del adviento, pido a Dios que me de la virtud de la PACIENCIA, porque ella engendra cosas buenas, actitudes magnánimas y bondad de corazón.

La llamada del adviento es una llamada de paciencia en la espera por la venida de Jesús que, una vez más, nacerá en nuestros corazones.

La paciencia es, además una solida base para la esperanza y la alegría con el que debemos poner nuestro corazón al meditar los misterios de la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.

Imitar la paciencia de María, la “Ancilla Domini” (esclava del Señor) que, recogiéndose en oración, esperó con humildad y paciencia los designios del Señor.

 En este primer domingo  de adviento, mi mente y mi corazón están dirigidos a la virtud cardinal de la PACIENCIA.

Que con ella pueda esperar suavemente el desvelo de este gran misterio de amor: misterio de un Dios hecho hombre que se redujo a la condición humana para redimirnos.

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