LA ALEGRÍA DEL ADVIENTO
Hoy es el
tercer domingo de Adviento y la liturgia nos hace meditar sobre la alegría, uno
de los pilares de este tiempo de preparación para la navidad.
A pesar de
ser un tiempo de penitencia y de meditación, el Adviento es también tiempo de
alegría, puesto que con la alegría encontramos la fortaleza para “animar”
nuestro espíritu ante la inminente llegada del Mesías, del Niño Dios.
Con la
alegría, aumentamos el gozo en nuestra vida en este tiempo de espera. La
Cátedra de Belén es cátedra de alegría ya que el Redentor nace para salvar a la
humanidad, rebajándose a la condición humana y anunciar con júbilo la gran
noticia de este magno acontecimiento.
Una vez
escuché a alguien decir que no debíamos ser cristianos de viernes santo, sino
de Pascuas de Resurrección, aludiendo a mantener el espíritu alegre en todo
momento y más aún, en este tiempo de navidad.
Pidamos a
la Virgen María, nuestra Madre que es
“Causa de nuestra alegría” para que nunca nos falte esta virtud, y con
ella de la mano, esperaremos con alegría la venida al mundo de su divino hijo.
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