segunda-feira, 11 de janeiro de 2016

CAMINANTE SE HACE AL ANDAR (DE VIAJEROS Y VIAJES DEL SIGLO XXI)




Emulando al poeta español Antonio Machado quien brillantemente había escrito: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, me llamó la atención un artículo que leí en un periódico sobre cómo ha cambiado la perspectiva de los viajes en nuestro siglo.
Sin dudas, el siglo XXI está marcado por una avalancha atractiva de modernos aplicativos tecnológicos que facilitan – en parte – nuestra vida moderna y cotidiana. Pero, me pregunto, hasta qué punto la tecnología está afectando nuestra propia vida y nuestra rutina transformando nuestra realidad, aquella que nos rodea, en un gran aparato virtual?
El artículo periodístico era rico en detalles de cómo los viajeros actuales están enfrentando aquella ilusión de antaño al preparar la partida y de cómo ella se va desvaneciendo poco a poco a través de los aplicativos turísticos de internet. Antes, el sólo proyectar y prepara un viaje ya era toda una aventura. Nos preguntábamos, cómo será aquel paisaje, que tipo de gente encontraremos, cómo es la cultura del lugar, cómo es el hotel en que nos hospedaremos, etc, etc. Hoy con sólo teclear algún sitio, esa “ilusión” desaparece con informaciones subjetivas que hacen que la expectativa, madre de los deseos, desaparezca provocando una especie de aburrimiento. Sólo nos interesa llegar, no el viaje en sí, sino el destino final.
Queremos llegar rápido, ya no miramos a los lados. Sea en avión, barco o transporte terrestre, ya no contemplamos las nubes, el horizonte de un mar azul, las gaviotas que vuelan sobre la cubierta náutica, o el paisaje de la naturaleza, fuente de inspiración para nuestra mente y nuestra alma, sino que estamos metidos en los aplicativos que nos indican la ruta a seguir. No nos es permitido salirnos del camino. El “GPS” virtual en que nos hemos convertido, no nos permite coger atajos que nos lleve a destinos desconocidos, a lugares nunca hollados, y que quizá, podrían ser de gran interés en el viaje.



Uno de los objetivos de viajar es conocernos a nosotros mismos en un lugar diferente al que estamos acostumbrados. Por eso, todo viaje es un descubrimiento, un reconocimiento de mí mismo y de la impresión que tengo de ese lugar recién descubierto. Esa es mi impresión, mi subjetividad. La subjetividad trae consigo un vasto repertorio de creatividad. Yo soy yo mismo cuando viajo, el alimento que elijo comer, el paisaje que procuro conocer, el museo, la cultura, la gente. Necesitamos tiempo para “digerir” esas informaciones y no preocuparnos en hacer “selfie” a cada momento sin prestar la debida importancia y el debido valor a aquello que estamos conociendo por primera vez. Ya no nos importa lo que vemos, sino mostrar a todos lo que estamos viendo y dónde estamos.
Lógicamente concuerdo con el artículo periodístico cuando dice que la tecnología tiene sus ventajas. Cuando necesitamos llegar rápido, cuando tenemos dudas sobre un lugar en cuestión, etc, pero lo más importante es que no seamos sumisos a ella. No rompamos “la ilusión” que un viaje nos provee cuando nos “dejamos llevar” por lo planeado y lo no planeado. Un viaje es una emoción, aquello que me mueve por dentro al descubrirlo.
Siempre experimenté en los viajes que realicé una sensación emocional con el ambiente que conocía por primera vez. Nunca sentí necesidad de saltarme aquellos preciosos minutos de contemplación, por la preocupación de sacar fotos. Preferí y prefiero siempre contemplar y sentir el paisaje que veo de que intentar eternizarlo por el “Instagram”. Lo cierto es que, así, cada paisaje quedaba registrada en mi memoria acompañada de la emoción que provocó en mí por primera vez.

Y cuando llegue el momento del cansancio de tanto ver paisajes nuevos, o cuando la monotonía y el hastío me acechen para devorar mi subjetividad, entonces haré lo que el CID CAMPEADOR (héroe español del siglo XI) había hecho: ir a los cerros de Úbeda. Refugiarme en el silencio y en la soledad para asimilar todo lo que he aprendido en cada uno de mis viajes y, que ciertamente será de gran utilidad para mi inspiración y creatividad.

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