
LA MONARQUÍA BRITÁNICA
LA CORONA:
La monarquía británica es la más antigua y ancestral institución en el Reino Unido. La corona descansa sobre la cien de un monarca constitucional. Actualmente, y desde 1952, el soberano es la Reina Elizabeth II.
LA REINA
El pueblo británico no sólo ve a la reina como su Jefe de Estado, sino como el símbolo de la unidad nacional.
El título real en el Reino Unido es: Elizabeth, la segunda, por la gracia de Dios del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte Reina, Jefe de la Commonwealth, Defensora de la fe.
La Corte de Saint James, como se le llama a la corte inglesa, fastuosa y distante, todavía ejerce fascinación en los súbditos británicos y en el resto del mundo.
La reina Elizabeth II es la cuadragésima segunda sucesora de Guillermo, el conquistador, la sexta mujer al frente del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Como Jefa de la Commonwealth, reina sobre veintiséis países entre las que se cuentan cuatro monarquías y veintidós repúblicas. Además es reina a título personal de quince países como Canadá, Australia, Nueza Zelanda y también Nueva Guinea, Jamaica y Granada.
La Commonwealth es la Comunidad Británica de Naciones. Está formada por los países que fueron, en el pasado, colonias del extinto Imperio Británico. Su sede es en Londres y los vínculos con la metrópoli tienen características comerciales, culturales y económicos.
Los Poderes de la Corona
Según la ley, según la tradición y según el lenguaje corriente, la reina es la Jefe Suprema del Estado y ejerce el poder absoluto. Encarna la justicia, impartida en todo el reino en su nombre; tiene el título de comandante en jefe de las fuerzas armadas y finalmente , está a la cabeza de la iglesia oficial. El primer ministro y los miembros del gobierno son sus “servidores”. Ningún documento, ningún papel tiene valor si no lleva la rúbrica real. Sus iniciales están grabadas sobre los buzones. La nominación de un alto funcionario, desde el primer ministro hasta el gobernador general de alguno de los lejanos dominios de la Corona, se acompaña de un favor, el de besar la mano de la soberana. Esta ceremonia, el “kissing of hands”, constituye un vestigio de lazo medieval entre el soberano y sus vasallos.
Sin embargo, extraña e ilógica institución, la reina no posee ningún poder directo o absoluto. A pesar de todo, ella permanece como el cimiento de la nación, su símbolo en el extranjero, tanto como la persona mejor informada del reino.