quinta-feira, 4 de agosto de 2011

UNA MIRADA DE FE



Es un regalo misterioso de Dios a nuestra alma. Estar alegres y tener confianza en nuestra fe, nos basta para la lucha interior. Un espíritu alegre sabe que, pase lo que pase, el Señor estará a su lado y lo protegerá, y derramará sobre su vida gracias abundantes.
Que nunca me falte la alegría porque, estar alegres, es confiar que la Providencia nos reserva la verdadera felicidad en la eternidad.
La alegría – el gozo - está unida a la paz. Son los elementos que nos permiten llevar una vida espiritual intensa y colmada de buenos deseos y proyectos. Con alegría podemos contemplar las maravillas de la creación, la naturaleza, los animales, los sentimientos más generosos de nuestros semejantes y, todo eso nos llevará a vivir una vida repleta de sonrisas y dichas.
Un alma alegre no se quiebra ante las tragedias, ni dificultades, ni tribulaciones, ni sufrimientos; un alma alegre supera cualquier obstáculo con garbo, porque en su corazón reina la placidez y la certeza de que Dios habita allí, y como Dios es amor, el amor produce una alegría inenarrable.
Pidamos siempre al Señor la alegría, y también a su Santísima Madre, ya que ella es “CAUSA NOSTRAE LAETITIAE” (Causa de nuestra alegría). Con ella de la mano nunca estaremos tristes, porque sólo ella conoce el verdadero camino que conduce a su divino hijo.

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