REMINISCENCIAS DE AMOR VERDADERO(V)

MUERTE DE LA ILUSIÓN

Cuando el amor cobra forma y cubre toda la realidad de los amantes, no hay lugar para el miedo ni la desesperación. Cuando el sentimiento hacia el ser amado es tan grande, que parece superar todas las barreras del tiempo y del espacio; cuando la alegría de estar con el amado es mayor que la propia vida, entonces los amantes saben muy bien que la realidad de sus vidas parece una eterna ilusión. Una ilusión llena de confort, de paz y pasión ardiente que conlleva todo tipo de comportamiento extraño a lo normal. Cuando fluyen las lágrimas de ansiedad y de nostalgia, cuando sentimos en la boca del estómago una sensación de picazón que nos hace tiritar de emoción. La ilusión del amor verdadero, sin barreras ni problemas, sin luchas ni guerras que vencer, sin trabas de cualquier especie, toma cuenta de la vida de los amantes.
Es en ese momento sublime, cuando los que aman nunca perciben que en un zas, esa ilusión puede verse truncada por los avatares de la propia vida. Es cuando se gesta, sin que nadie lo perciba , una fuerza imponente, devoradora de toda ilusión, de todos los sueños, de todos los placeres, de todos los momentos maravillosos juntos; entonces esa fuerza aparece en el horizonte como una amenaza a la propia existencia del amor verdadero: es la muerte. La muerte real y verdadera que se posiciona en la vida de los amantes y ellos, impotentes, observan cómo se gesta esta fuerza extraordinaria.
Llenos de angustia, esa fuerza les recuerda que la vida no es imperecedera, que es finita, que tiene límites exactos, excepto el amor verdadero que puede, por la suprema voluntad de los amantes, superar la barrera de la muerte y alcanzar la eternidad.
Entonces esa fuerza arrolladora se presenta y cambia ese estado de plenitud y de felicidad. Entonces, el corazón humano se llena de indignación, primero, y de memorias después, y procesa la fantasmagórica realidad con la razón que le es propia, para poder superar la barrera de la mortalidad y la vulnerabilidad y así, vivir de los recuerdos felices, de las memorias más dulces, de las vivencias más sublimes. Con ese bagaje de emociones y de sentimientos, los amantes necesitan sustituir la muerte de aquella ilusión con la grandeza de la esperanza ante el futuro encuentro con el ser amado, en la eternidad, cuando así lo disponga la fuerza increíble de la existencia.