quarta-feira, 25 de maio de 2011
EL SUEÑO DE PERSEO: "LONDRES"
"Siempre había estado allí, silencioso, majestuoso y perenne. Siempre fue testigo de la historia de la ciudad que se formó a lo largo de sus riberas.
En el antiguo idioma celta “Teme” era la palabra que designaba río. Los romanos adoptaron ese nombre para el gran río cuyas orillas fundaron la ciudad de Londinium hace 2000 años.
Los colonizadores romanos construyeron su ciudad en el punto más estrecho hacia el este, donde levantaron un puente utilizando la tecnología de la época. Desde entonces, el Támesis ha ocupado un papel preponderante en la historia de Londres.
Una de las formas más interesantes de observar Londres es a partir de un barco. Desde la región central, los paseos duran de 30 minutos a 4 horas. El trecho más interesante va del Parlamento hasta la Tower Bridge. En los pasos más distantes se pueden observar los diversos estilos arquitectónicos a lo largo de Hampton Court, el Palacio de Henrique VIII, y las compuertas del Támesis.
Eddy amaba Londres. También amaba Madrid, pero Londres ocupaba un lugar preferencial en su corazón. Toda vez que desembarcaba en Heathrow o en el Victoria Station, Eddy se sentía en casa. Había vivido en Londres en su adolescencia y había aprendido a apreciarla y amarla. Conocía sus rincones, sus paisajes, sus misterios. Londres era sin duda la ciudad en la que se sentía totalmente libre y feliz. Una vez cuando contaba 15 años había subido en un barco en Chelsea y se dirigió hacia el sur, en Twickenham y Richmond. Allí donde el río serpentea entre prados e islas verdes, pueden divisarse algunos palacios y casas señoriales, testigos de a opulenta capital del otrora Imperio Británico. Ellos continúan incólumes en sus orillas.
Continuando hacia el sur, llegó a Hampton Court y el puente Kingston. Todo era pomposo y magistral. En otra ocasión observó la vista nocturna de Londres desde el puente Waterloo. El río –pensaba Eddy- era más romántico al caer la tarde. Se puede observar la Catedral de St Paul y la City en la margen norte y la Oxo Tower en la margen sur.
Eddy conoció todos los recovecos del Támesis a su paso por la capital. De Westminster Bridge a Blackfriars bridge, y de Southwark Bridge a St. Katherine’s Dock , y por último, de la Isle of Dogs hasta las compuertas del río en Charlton, ya fuera de la ciudad.
A lo largo del río, en el Victoria Embarkment, Eddy acostumbraba correr. Era uno de sus máximos placeres. Contemplar el amanecer en el puente Albert en Chelsea era algo que le provocaba emociones intensas".
(EXTRAÍDO DE "EL SUEÑO DE PERSEO" - CAP.IX "LONDRES")
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