quarta-feira, 12 de outubro de 2011

REMINISCENCIAS DE AMOR VERDADERO(II)





LAS CUATRO ESTACIONES
Las cuatro estaciones del año estaban bien definidas como el amor que ambos jóvenes se nutrían.
En invierno, la pasión ardiente de sus besos y abrazos calentaba las noches gélidas y hacía más intensa las luces de la aurora boreal.
La primavera y su aroma de flores, representa el amor ferviente y feliz al aire libre. Correr por los campos de girasoles, fundirse en un cálido abrazo en un atardecer primaveral en el verde del césped del campo, era simplemente, una visión del paraíso.
Y después, el verano. El estío con sus días sempiternos, sus picnics en los más recónditos parajes, sus partidas de tenis y sus viajes de aventuras por la costa, proporcionaban un placer inenarrable.
El anaranjado otoño representaba los paseos de manos dadas a través de las alamedas de árboles de hojas amarillentas. El suave haz de luz solar tímido invadía suavemente la convivencia maravillosa de los enamorados. La vida significaba amor y amor era el motor que impulsaba la pasión, esa que aumentaba a cada año y a través de cada estación.

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