sexta-feira, 21 de outubro de 2011

REMINISCENCIAS DE AMOR VERDADERO(III)

EL SILENCIO DE LOS AMANTES

El amor puede abarcar un gran espectro de emociones, sensaciones y pasiones. Al atraer al ser amado para sí, podemos experimentar algo de esa sensación de “poseer” un tesoro que no se comparte con nadie.
Ese poseer tiene momentos de intensos paroxismos y otros de silencio. El silencio llega a ser tonificante pues une las almas enamoradas en un ambiente de abstracción de la realidad que la hace sublime, excelsa y profunda.
En el silencio, las miradas se profundizan en un asombro, la respiración se vuelve imperceptible y sólo se escuchan los latidos del corazón.
En una tarde cualquiera, se encontraban los dos amantes, sentados uno del lado del otro. Uno leyendo un romance, el otro, un álbum de ilustraciones. Afuera, sólo las copas de los árboles parecían bailar al unísono del viento.
La sola presencia del ser amado era reconfortante. En el aire se sentía una complicidad, una ternura y una sensación de abrigo que hacía que ese momento fuera eterno.
El silencio, entonces, perduraba en el tiempo de los amantes como una ráfaga de vivencias románticas y etéreas, como una memoria guardada en las cámaras secretas de la conciencia, como un tesoro de valor incalculable.
Todo parecía valer la pena. El tiempo se fundía en el silencio imperecedero del amor.

Nenhum comentário:

Postar um comentário