sexta-feira, 23 de agosto de 2013

AÍDA : UN REGALO PARA LOS MELÓMANOS


Sin duda, AÍDA de Giuseppe Verde es una de mis óperas italianas favoritas. Cuando comparo el drama verdiano con el alto romanticismo Wagneriano de TRISTAN UND ISOLDE, me doy cuenta que la historia de la esclava etíope  y su amor por el egipcio Radamés, me emociona en grado sumo.

Y es que vi esta monumental ópera en el Municipal de São Paulo, con la Orquesta Sinfónica Municipal, brillantemente dirigida por el maestro John Neschling, quien hace poco tiempo asumió la dirección del Municipal. Bajo el comando del ex director de la OSESP (Orquestra Sinfônica do Estado de São Paulo), y a quien se debió la construcción de la Sala São Paulo y el de haber colocado a la OSESP en el tope de las grandes orquestas del mundo, tiene fama de hacerlo todo bien y de la mejor manera posible.

El Municipal, recientemente reformado y embellecido, con sus 102 años de existencia es el escenario, más que justo, de esta puesta en escena que tiene como protagonista a la soprano uruguaya María José Siri, delicada y totalmente con el control de las posibilidades vocales y escénicas que el papel demanda en el papel de AÍDA. El rol de Radamés, con el tenor estadounidense Gregory Kunde de sólidos agudos fáciles e buena presencia escénica; y del tenor, también estadounidense  Stuart Neill. Los bajos son dos brasileños : Luiz Otávio Farias y Carlos Eduardo marcos, con excelente desempeños en el papel de AMONASRO y del Faraón. El suplente de Farias ha sido el bajo inglés  Anthony Michael Moore, también muy bien recibido por la crítica.

En los papeles de AMNERIS, las mezzosopranos: Tuija Knithlá ( de voz cálida e intensa) y la italiana Laura Broli. La concepción escénica es del italiano Marco Gandini. Y qué decir de la Orquesta Sinfónica Municipal. Es simplemente extraordinaria. Con Neschling a la batuta, la orquesta alcanzó un desempeño nunca antes visto. Neschling mantiene la fluencia del discurso musical a partir de la creación de ambientes sonoros distintos, ora en las texturas que explora a partir del preludio inicial, ora en el Cuarto Acto, cuando la dureza de la escena en que AMNERIS acompaña el juicio de Radamés y, finalmente, el lirismo del dueto final entre Aída y Radamés.

No puedo dejar de mencionar la actuación del Coro Municipal y del Ballet Municipal. La pomposa Marcha Triunfal con su característica entrada dramática, arrancó aplausos del público. Cada acto, escena e interpretación, así como cada aria cantada, me emocionaron a tal punto que llegué a la conclusión de que, VERDI, ciertamente consigue penetrar en las membranas más íntimas de mi sensibilidad artística, con su dramática y elegante obra prima.


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