terça-feira, 2 de setembro de 2025

A TRAVÉS DE LA MELODÍA

 




(Concierto para Piano y Orquesta n.2 Opus 18 Rachmaninov)

 

De repente, me encuentro caminando por un estrecho sendero lleno de misterios y secretos. La noche está oscura y aún estoy lejos de mi hogar, pero sigo caminando. Las melodías del primer movimiento del Concierto para piano n.º 2 de Serguéi Rachmaninov me acompañan suavemente y abren el camino a mis pasos jadeantes y cansados.

El movimiento comienza con un «moderato». Una melodía ligera invadida por la orquesta. Así me siento yo, invadido por una cascada de pensamientos y aprensiones mientras camino.

Entonces, mientras mis pensamientos vuelan, empiezo a sentir una brisa marina, pero aún no puedo ver el mar, tal vez mi destino final. Entonces, el «moderato» es esa brisa que besa mi rostro. 

Con el «Adagio sostenuto» (segundo movimiento), un sentimiento de esperanza se apodera de mi ser. La esperanza siempre es algo muy bueno para el alma.

Entonces, el paisaje cambia. El sendero comienza a ser más sereno y tranquilo. La emoción se apodera de mi ser. Imágenes del pasado, antaño felices, hacen aparecer una sonrisa en mi rostro. Los rostros de aquellos a quienes amé y luego perdí. Pero la tristeza está lejos de mí. Siento una nostalgia serena y pacífica con los recuerdos fuertes y relevantes de aquellos con quienes viví y con quienes pasé momentos maravillosos.

Sigo caminando. Los arpegios son sencillos y tiernos. La noche se vuelve más clara con la luz de una luna llena de fascinación y encanto.

Con el final del movimiento, tengo la sensación de que la noche muere irremediablemente, dando paso no solo al día, sino también a lo incierto. Es como si la barca de mi vida, que navegó durante tanto tiempo por el inmenso mar de incertidumbres, estuviera llegando al puerto. Un puerto al que siempre deseé llegar, pero que ahora, cuando esa llegada es inminente, espero encontrar la felicidad.

Con el «Allegro Scherzando» del tercer movimiento, la noche se despide con el amanecer. Todo se transforma a mi alrededor. Las oscuras sombras de los altos árboles son verdes y esbeltas. Un haz de luz entra entre las hojas iluminando todo lo que hay a su alrededor.

Y con energía renovada llego al último tramo del sendero que conduce directamente a la cima de una montaña. Y entonces, llego al punto más alto de la montaña y escucho la melodía principal del concierto en mis oídos. Veo el inmenso mar azul y me siento parte de la naturaleza. Todo es paz, todo es perfección. Aquí no hay ningún tipo de presión humana, ni preocupaciones, ni sentimientos negativos. Todo es armonía, todo es melodía, todo es amor sin límites.

 

Mi alma se siente llena de gratitud por tanta belleza, tanta paz y tanto amor. Mi corazón se siente gratificado y en paz.


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