La vida, adormecida
En un profundo letargo
Sueña inerte, tranquila, misteriosa
En la madrugada fresca de estío
La luciérnaga deja de brillar
Para alejarse a descansar
En el horizonte, como un vago sentir
El alba serena empieza a refulgir
La madrugada es silenciosa, y es efímera
Porque trae consigo los misterios inescrutables
La mente y los pensamientos se preparan
Para despertarse de su sueño placentero
Madrugada silenciosa, algo mustia
Serena y sobrecogedora
Madrugada llena de ocultas sorpresas
Y de grandeza imperecedera.
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