Y la vida sigue su curso misterioso a través de los oscuros días de la
pandemia, a través de los sentimientos contradictorios – típicos de la
condición humana – de emociones inesperadas, de sorprendentes actitudes, de
inesperados descubrimientos.
Una realidad invisible invadió la humanidad y la ha obligado a refugiarse
en sí misma, a recogerse en pensamientos de finitud, de impotencia, de temor y
de fe. Todos estos aspectos son comunes pero grandiosos a la vez, porque
pertenecen invariablemente a la esencia del hombre.
Tanto la vida como la naturaleza siguen su misterioso camino, asombrados al
inicio, inertes y acostumbrados después.
Pero el tiempo (dueño absoluto de la resignación humana) nos dará la
sensación de continuidad y sin siquiera darnos cuenta, esta realidad pasará y
la vida continuará como si ella nunca hubiera existido.
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