ESCRIBO
Escribo porque tengo una necesidad imperiosa
de decir cosas que a veces asaltan la esfera de mi silencio, de mi soledad.
Escribo porque quiero expresar lo que pienso
en un momento mágico y siento que debo decirlo a quien corresponda. Escribo
porque tan solo quiero hablar y es una tortura callar.
Ahora recuerdo que ya en la escuela, la
maestra le había dicho de mí: “Su hijo es muy inteligente pero habla mucho”.
No me sorprende!
MÚSICA
Hay un qué de divino y misterioso al escuchar
una buena música. Hay una perfecta elaboración de sonidos que se transforma en
arte al disfrutar de una sinfonía, o un estudio de piano, o simplemente unos
acordes fantasiosos.
Siempre admiré (en demasía) a aquéllos
artistas que componen y ejecutan música.
PRÓJIMO
¿Quién es mi prójimo? Quizá sea mi próximo,
aquel que aparece a mi lado sin llamarlo. Aquel que (aunque tácitamente) me necesite sin pedirlo.
Mi prójimo, el próximo, será aquel que vea reflejado mi propia humanidad.
O lo que sobra de ello.
AMIGOS
Una vez, mi mejor amigo me dijo que yo era
“su hermano del alma”. Nunca lo olvidé. Entonces me di cuenta que existe en la
amistad algo de unión espiritual, una hermandad que no se puede explicar.
Podré pasar años sin ver a mi amigo, pero
cuando nos reencontramos, podemos reiniciar una charla de antaño sin asombro ni
remilgos.
Otra de mis mejores amigas, al
escucharme preocupado por las “cosas de la tierra”, me dijo que “no estamos en
este mundo para resolver todos los problemas” y que me “relajara y sea feliz como
siempre lo he sido”.
Ven, esos consejos sólo
provienen de una verdadera amistad.
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