quinta-feira, 20 de maio de 2010

DECENARIO DEL ESPÍRITU SANTO (III)


Los dos últimos dones (de los siete que tiene el E.Santo) se refieren a :

DON DE LA FORTALEZA : Por medio de este don, recibimos de Dios la fuerza necesaria para vencer todos los obstáculos que se nos presentan y practicar los deberes para con Nuestro Señor. Recibimos entonces toda la seguridad del Señor de que no existe ninguna dificultad que no podamos enfrentar si lo tenemos a nuestro lado. También el don de la fortaleza nos ayuda a vencer los caprichos, egoísmos y la comodidad. Nos da firmeza para vencer los respetos humanos y la resistencia a cumplir los deberes que cuestan. Con este don encontramos en las dificultades unas condiciones excepcionales para crecer y afianzarnos si sabemos estar junto al Señor.
Este don se obtiene siendo humildes –aceptando la propia flaqueza- y acudiendo al Señor en la oración y en los sacramentos.

DON DEL TEMOR DE DIOS : El don del santo temor de Dios se relaciona con la humildad y con la templanza. Nos da la fuerza para rechazar y huir del pecado. Es consecuencia del don de sabiduría y su manifestación externa. El temor filial a Dios es propio de hijos que se sienten amparados por su Padre, a quien no desean ofender. En virtud de este don las almas santas han reconocido su nada delante del Señor.
Amor y temor. Con estos dos bagajes hemos de hacer el camino.
El don de temor es por excelencia el de la lucha contra el pecado y nos conduce con suavidad a una prudente desconfianza de nosotros mismos y nos inclina a una mayor delicadeza con Dios y con todo lo que a Él se refiere.

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