segunda-feira, 17 de maio de 2010

DECENARIO DEL ESPÍRITU SANTO


Aprovechando la próxima llegada de la solemnidad de Pentecostés, he meditado sobre los dones del Espíritu Santo en nuestra alma. Los dones son regalos que recibimos de la tercera persona de la Santísima Trinidad si así lo pedimos en la oración y si así lo merecemos.
Algunos de estos dones son:

DON DEL ENTENDIMIENTO: Por medio de este don, el Señor nos ofrece los profundos misterios revelados. Las enseñanzas de Jesús nos iluminan la mente y podemos ponerlos en práctica a todo momento en nuestra vida ordinaria de cristianos. Los misterios escondidos de Dios son iluminados por nuestra inteligencia a medida que el amor va creciendo en nuestra alma.
Contemplamos a Dios en medio de nuestras tareas ordinarias, en los acontecimientos agradables o dolorosos de la vida. Si somos dóciles al Espíritu Santo, él nos purifica el alma, mantiene nuestra fe despierta a través de las cosas creadas y de todos los sucesos de la vida.

DON DE LA CIENCIA : Este don facilita al hombre comprender las maravillas de la creación; todo lo que lleva a Dios y lo que significa la elevación al orden sobrenatural. Entendemos la creación entera y damos gracias por las bellezas inconmensurables de todo lo creado. El don de la ciencia hace discernir al hombre todo lo que lo lleva a Dios y todo lo que lo separa de él y señala con nitidez el fin sobrenatural del hombre al que debemos subordinar todas las realidades terrenas.

DON DE LA SABIDURIA : Con este don podemos alcanzar el conocimiento de Dios y todo lo que a Él se refiere. Cuando conocemos a Dios y lo amamos, también conocemos y amamos a los demás. Por eso este don está muy unido a la virtud de la caridad. Conocer a Dios y gustar de Dios, nos coloca en condiciones de poder juzgar con verdad todas las situaciones y cosas de la vida. Este don nos enseña a ver los acontecimientos dentro del plan providencial de Dios.

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